La Mediación Mercantil tiene como objetivo resolver conflictos inherentes a cualquier relación empresarial y, con ello, afianzar las relaciones comerciales.
Los conflictos que la mediación mercantil puede tratar pueden ser por conflictos internos entre departamentos o entre socios o por una relación contractual con terceros, proveedores o acreedores.
Por este motivo es muy importante que las empresas conozcan las ventajas de la mediación mercantil y se decidan a utilizarla para resolver sus conflictos.
El éxito de la mediación empresarial puede deberse a la flexibilidad del proceso, a su adaptación a todo tipo de divergencias empresariales y al desarrollo de la Ley 5/2012, de 6 de julio, de mediación en asuntos civiles y mercantiles, así como también, a que la mediación posibilita que los directores de las empresas, y no los jueces, trabajen por la resolución de los problemas dentro de sus compañías.
¿Qué puede resolver la Mediación Mercantil y qué debería evitar tratar?
El proceso de mediación mercantil persigue la resolución del conflicto, dejando de lado las cuestiones personales, lo que posibilita que las empresas, con la ayuda de un mediador, se centren en sus relaciones futuras y determinen por adelantado cómo resolverán sus conflictos futuros, a fin de evitar que se llegue a un punto muerto en las relaciones empresariales.
Pero para que la mediación resulte apropiada para resolver un conflicto empresarial, las partes en conflicto deben desear un resultado negociado, es decir, ambas partes deben tener la voluntad de continuar su relación y no querer entablar un juicio. En los casos en que las dos partes quieren conservar el control sobre el resultado y no existe una gran disparidad de poder, la mediación suele ser exitosa.